Entrevista a Mariano Martínez, de Attaque 77

sábado, 13 de marzo de 2010

“Nuestro instinto muchas veces nos hizo sobrevivir”

Mariano Martínez nos visitó el jueves 10 de diciembre de 2009, en una extensa y muy divertida charla en el estudio de Radio Palermo que tuvo todo tipo de condimentos, y donde también nos acompañó Lucas Ninci, tecladista de esta nueva etapa de Attaque 77.

Mariano: -La verdad es que estamos en un momento increíble. Nos vimos muchas veces en situaciones donde no sabíamos que iba a pasar, pero nunca nos hicimos problema, como que seguimos por instinto muchas crisis que hemos pasado en más de veinte años de carrera. En esta reestructuración tuvimos una primera etapa de trío, que salimos con los tapones de punta a tocar una cosa más cruda, y que fue festejada por viejos fans que venían diciendo basta de tanto teclado, tanda pandereta. Como primera etapa estuvo bueno, y aprovechamos para empezar a grabar.

-Para nostálgicos, acompañado de viejas canciones que todos disfrutamos…
M: -Sí, ¿pero por qué esa cosa de mirar para atrás?

-Nos sentimos jóvenes de nuevo. Fuimos adolescentes otra vez.
M: -Pero háganme la gamba porque si no parece que el único viejo soy yo. Hay que ir regulando, cuando uno es joven es un desaforado. Y después de repente ¡pum!, se apaga la luz, y uno se tiene que peinar, casarse y cambiar de vida. ¿Por qué no se puede ir regulando toda la vida, encontrando un equilibrio entre vivir en una sociedad, un sistema, con ciertos ideales, e ir como en un bote tratando de equilibrar todo el tiempo? Yo no he podido, claro (risas).

-¿Y volver a esa crudeza entonces no era tal vez una necesidad?
M: -La crudeza no se va, en el día a día uno tiene momentos en que se siente triste, otros días estás esperanzado con ganas de cambiar algo, otro día uno está enamorado, y después no cree más en el amor. Nosotros reflejamos eso en el grupo porque es nuestro medio de expresión.

-O sea que influye el ánimo en los shows…
M: -En nosotros completamente. Hay artistas que tienen otro tipo de profesionalismo, y vos los ves tocando siempre igual como en un disco, y parece que nunca están enojados. Yo soy distinto, crecí viendo a Pappo, que hacía los shows según como estaba ese día. Me gustan los músicos que transmiten, que capaz tocan dos notas pero transmiten. Igual respeto al otro también, por ejemplo Cerati, que es un artista súper grosso. A mi me gustan las dos cosas, pero me parece que lo nuestro pasa más por el otro lado, de hecho estuvimos ensayando un montón el show del Luna Park para que saliera perfecto y después sale cualquier cosa, al revés de lo que planeamos. En un momento se nos rompió el equipo de guitarra y tuvimos que hacer diez minutos de un reggae que fue un accidente, y que yo tuve que cantar con el micrófono en la mano como Pity Álvarez. Y resultó que ese error terminó siendo la parte más elogiada del show. Y fue un accidente, había uno atrás mío que estaba electrocutado, casi se lo llevan en camilla porque se quedó pegado en el equipo. Y a mi eso me gusta.

-No que se quede pegado (risas).
M: -No, jeje, bueno, depende quien (más risas). Ese fue un buen debut para Lucas, porque tuvo que pelar todo con el teclado ya que quedaba después solo el bajo y la batería, y yo claro, con el micrófono en la mano como Pity.


-Hay un tema del disco nuevo que se llama “Tucho”, y tiene una letra muy particular…
M: -Tenía otra letra la canción, y justo vinieron unos chicos a hacer un documental sobre la grabación, y el director de fotografía es Tucho. El nos contó que su abuelo se garchó a la mujer de un jefe de la mafia italiana (la familia de él es de Italia), y parece que eso se pasa de generaciones; cuando pasás una edad la vendetta pasa a tu hijo o a tu nieto, quedás inmune por anciano. Y Tucho estuvo con su papá visitando la familia de chiquitito, y se lo cruzaron al tipo, que le dijo “ah, este es tu nene”, y le dio un beso.
Lucas: -¡El beso de la muerte!
M: -Entonces se la juraron a Tucho, y lo peor de todo es que ahora el abuelo anunció que se muere, que estas son las últimas fiestas que va a pasar, así que va toda la familia a pasar las fiestas con él, incluyéndolo a Tucho. Así que ahora va nomás en diciembre a enfrentarse.

-¿Cómo fue el proceso de pasar las viejas canciones al formato de trío?
M: -Hicimos una nueva lista, y sirvió para mirar para atrás y revisar lo que hicimos, algo que nunca habíamos hecho. Las cosas suceden con mucha velocidad, se me pasa un mes como si fuera una semana, no se si es un problema mío, o una cosa del rocanrol, o de la vida que hemos tenido y todos tenemos.
L: -Así está bien, el tema es si una semana se pasa como si fuera un mes.
M: -Bueno, eso fue en otra parte de mi vida (risas). Pero es raro, vos te metés a un estudio de grabación y el tiempo se detiene, por eso uno se divorcia, y ciertos problemas. Trato de no estar esclavizado dentro del estudio pero el tiempo pasa diferente porque te metés con un instrumento, y componés, y ya entrás en un mambo que pasó el día sin darte cuenta.

-La composición del disco también fue diferente a los anteriores…
M: -Todo el hecho de que se haya ido Ciro primero nos puso en la situación de tocar los tres.

-¿Eso fue instantáneo?
M: -La ida de Ciro es un proceso que llevó años, no fue de un día para otro. Hace tres años me dijo que no quería tocar más y yo le decía quedate, pero de todas formas le decía que nosotros íbamos a seguir, ¿qué vamos a hacer si no? Dentro de todo hemos tenido buena comunicación, dentro de lo que se puede hemos sido bastante honestos y adultos entre nosotros, y por eso se quedó unos años más hasta que un día dijo me voy. Eso generó lo de ver lo viejo, ver que estaba bueno, o lo que estaba más o menos, qué podemos mejorar, y probar cosas nuevas. A nosotros nos hizo muy bien y nos renovó la vida, es como tener un grupo nuevo. Estábamos muy acostumbrado a que cada uno componga en su casa, después llega y dice “esta es mi canción, empieza acá, termina acá y no me toquen este arreglo”. Entonces probamos cosas nuevas: juntarnos en el estudio y tocar lo que salga. Lo que me gusta pensar a mi es que muchos discos de los que más me gustan en la historia se hicieron así, entrando a la sala sin pensar. Ahora tenemos estudio propio y la libertad de grabar así, y si no tenemos ganas nos vamos al río, o Leandro al casino (risas).

-Cada uno con su berretín.
M: -Claro, yo me siento súper bien, ¿qué más puedo pedir? Hemos logrado eso, tener nuestro espacio que es una especie de centro cultural, podés llegar a cualquier hora y ver por ejemplo a Lucas en un rincón tocando la melódica.

-En el rincón mirando la pared.
M: -A mi me pasó una cosa buenísima que fue ensayar en el estudio TNT antes que se desarmara y estaba Moris. Como que quedo ahí, grabó sus discos y todavía esta ahí con una botella de vino escribiendo, y yo lo veía y era un prócer del rock nacional, y como que esta todavía en esa época escribiendo y pensando, y el estudio ya se estaba desarmando (risas). Me gustaría saber cómo fue el momento en que le dijeron “che, ya terminó”, pero duró treinta años.

-Desde ese día no supiste más de Moris…
M: -No se donde estará, pero ¿por qué le sacaron ese lugar a Moris? Pero esa es la magia del estudio, pasan cosas, y es una buena vida. Yo hace muy poco tiempo entendí que ese era mi trabajo, porque me habían dicho tanto andá a laburar, qué vas a hacer, de qué vas a laburar…


-Me imagino que esto te pasó de más joven nomás.
M: -No, desde mamá, papá, pasando por todos los vecinos del barrio, todas las mujeres que me casé, a veces mis hijos, hasta mis propios compañeros (risas). Pero bueno, estar tirado con la viola, así en una especie de trance, finalmente era un trabajo. Yo trabajo de eso, ¿qué le vamos a hacer? Lo acepté hace muy, muy poco, años de terapia, de dejar la vida licenciosa y otras cosas. Siempre fue remar contra la corriente porque nuestra generación es jodida: justo me tocó empezar la secundaria en el paso de los milicos a la democracia, que no era un gran cambio porque la presencia militar y policial cuando yo era adolescente y tenia los pelos parados era igual, y entonces me la pasé muchas veces en cana o boludeado en el colegio y en todos lados. Supongo que somos una especie de generación que trató de salir de los complejos, y por eso nos hemos juntado en su momento en determinados lugares, determinadas situaciones y con determinadas compañías (risas). Nos ha costado, cada uno lo supera como puede, pero por lo menos yo me siento en el momento más cuerdo y entero de mi vida, díganme por favor si me ven de una manera diferente. Si me ven con la botella de vino, escribiendo durante treinta años, avísenme (risas).

-Les pasó a ustedes, como a muchos grupos de los ochenta, como Los Cadillacs o Los Pericos, el hecho de tener éxito repentino, después volver al under y explotar una vez más luego de varios años.
M: -Sí, fue raro y éramos muy chicos, mucha exposición, nos puso en una situación que entorpeció un poco el crecimiento musical porque estábamos en una situación acomplejante, como diciendo: estos quieren que hagamos todos temas como “Hacelo por mí”, ¿tenemos que hacer todo así? Finalmente como que teníamos una rebeldía que nos ponía enfrente de esa fórmula, y hemos visto muchos grupos morir al tratar de hacer de vuelta su éxito, pero por suerte un poco ese instinto nos hizo sobrevivir.

-Ustedes mismos hasta se cansaron de “Hacelo por mí” en un momento.
M: -Sí, pero eso fue una boludez de adolescente, de renegar, después se repitió con “Arrancacorazones” pero ya nos agarró más maduros, yo lo banco. Uno defiende lo que hace, y después la sociedad, el consumo y la industria del espectáculo son como una especie de máquina de picar carne. Pero, ¿por qué ese conflicto cuando te pasan un tema, y el hecho de que se vendieron y todo eso? Porque uno siempre está mirando la tele, escuchando la radio, leyendo el diario. Siempre te están diciendo lo que tenés que escuchar, la ropa que te tenés que poner, a dónde ir; hay que tener identidad propia. La música la tenés que elegir vos, está lleno, no solo lo que te vienen a traer en bandeja. Yo soy de otra generación donde la música había que ir a buscarla. Hay que ser inquieto, no solo ver lo que pasa en la tele, y la gente te pregunta: “¿que pasó, se separaron que no están más en la tele?, no están en lo de Tinelli, y ¿Hacelo por mi el de Pergolini lo hicieron por ustedes?” (risas). Se piensan que te moriste, pero pasan muchas cosas. Es muy fácil estar con el control remoto diciendo “este es un hijo de puta, este es un pelotudo, este se va a cagar”. Nosotros tratamos de hacer algo al menos, en nuestro caso con la música.

Nota: Pablo López y Sergio Visciglia.
Jueves 10 de diciembre de 2009.

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